martes, 19 de agosto de 2014

1CxD02-114


1CxD02-114 18 de agosto de 2014

Un plan perfecto

© Jorge Claudio Morhain

Era un plan perfecto. Tan perfecto, que no podía contarse, por el peligro de que una mínima alteración del mismo lo destruyese.
– Entonces no es tan perfecto –, dijo María, luego de reventar el globo que hacía el chicle. – Un plan perfecto tiene que ser irrompible.
– Una cosa es irrompible y otra perfecto.
– Tengo una cosa perfecta que en algún momento fue rota.
– Boluda.
– Eso me excita.
– Cualquier cosa te excita, a vos.
Eran así, siempre al borde, pero nunca adentro. Una relación pajera, había dicho alguna vez Casio, y razón no le faltaba. María era excitante de por sí, y le gustaba mostrarse, rozar los límites, joder constantemente, contar experiencias que olían a imaginarias.
– Vos no viste “Belleza americana”.
– No, ¿por?
– La mina cuenta tantas experiencias como contás vos. Y, igual que vos… ninguna es cierta.
– Ya me contaste el final.
Intentó besarla, y ella se alejó. Trató de manotearla en la disparada, pero María era rápida.
Inmediatamente se calmaron, siguieron caminando como si nada, como dos compañeros de estudios, que es lo que eran.
Habían traído los rollers, y usaron la costanera como expertos, lado a lado, ella masticando, él pensando.
Terminaron con una carrera que los depositó en el pasto, bajo los árboles, envueltos en un sudario de risas.
– Yo digo, ¿no? – María.
– Mmh…
– No se puede decir cómo es tu plan. Pero por lo menos se podrá decir el objetivo… – Ella miraba las nubes lejanas, panza arriba, cabeza contra pecho de Casio.
Casio lo pensó un buen rato.
– Vos –, dijo al fin.
– ¿Yo, qué…?
– …
Ella se dio vuelta, apoyando los codos, muy cerca su rostro del de Casio.
– ¿Sos boludo, eh?
Él la atrajo y ella se dejó, en un larguísimo beso.
Y, si: un plan perfecto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario